Calle Domingo Elías Carbajo

Calle histórica

(Ica, 19 de diciembre de 1805 – Lima, 3 de diciembre de 1867), fue un político, agricultor y empresario peruano, presidente del Perú por un breve periodo de junio a agosto de 1844, y en medio de una época de anarquía y guerra civil. Se le recuerda también por ser el fundador del Colegio Nacional Nuestra Señora de Guadalupe y el primer candidato civil a la presidencia de la República del Perú, durante las elecciones de 1850.

Fue hijo de Raymundo Elías y Quintana, funcionario español, y de Manuela Carbajo y Galagarza. Durante su infancia fue educado por un tutor particular, pasando luego al Colegio de San Carlos. Viajó a Europa en 1818, completando sus estudios sucesivamente en Madrid y en París. Volvió al Perú en 1825, cuando ya había culminado la guerra de independencia, y se consagró a la agricultura. En 1829 contrajo matrimonio con Isabel de la Quintana y Pedemonte.

Animado por un pujante espíritu de empresa, entre 1835 y 1864 compró la mayor parte de sus propiedades agrícolas de la provincia de Ica donde produjo vinos y aguardientes con métodos modernos, colocándolos en los mercados de Estados Unidos y Europa, y se convirtió en el primer agricultor peruano que obtuvo ganancias con la exportación de algodón a gran escala. La mano de obra que utilizaba en sus plantaciones era esclava; luego, desde 1849, empezó a servirse de culíes o trabajadores chinos tras obtener con su socio, Juan Rodríguez, el privilegio de la importación de esta mano de obra desde Macao, que mantuvo hasta 1853. Las vinculaciones que tuvo con los gobiernos de entonces también le sirvieron para efectuar el carguío del guano en las islas Chincha (1849-1853), abastecer de ropas, mulas y caballos al ejército y beneficiarse con cobros de bonos durante la consolidación de la deuda interna (1850-1853).

Como filántropo se preocupó por la educación intermedia de la juventud, y para tal fin se asoció con el español Nicolás Rodrigo invirtiendo parte de su fortuna en fundar en Lima el Colegio de Nuestra Señora de Guadalupe (1841), cuya dirección fue confiada a Sebastián Lorente. Su deseo era que el país contará con un centro desde donde difundir los principios liberales; de esta forma pretendía formar una nueva élite dirigente que promoviera la modernización del país.