noticias miraflores
Noticias
Cuando el “Taita” Javier Ascue Sarmiento estremeció al mundo, con el primer testimonio periodístico del violento terremoto en el Callejón de Huaylas: 31 de mayo de 1970
30.05.2020  
Foto: Diario El Comercio

El sismo del 31 de mayo de 1970 que tuvo como epicentro el Callejón de Huaylas puso a prueba la cobertura periodística de la época, que aún no contaba con los adelantos tecnológicos de hoy en día. Y fue el “Taita” Javier Ascue Sarmiento, novel reportero del diario El Comercio a quien le cupo el honor de ser el primer periodista que llegó a la zona del desastre, tras una azarosa travesía.

Pero la historia en sus inicios no fue tan auspiciosa. Junto al  fotógrafo piurano José Michilot se embarcó al día siguiente lunes 1 de junio vía aérea desde el Grupo Aéreo número 8 de Lima hacia Chimbote, a donde había acudido solo a reportar el envío de ayuda a los damnificados.

En el terminal militar convenció a su compañero para embarcarse bajo su propio riesgo. Pero al llegar a su destino se enteró que otros cuatro periodistas de su diario y otros más de toda la prensa capitalina ya se hallaba en el lugar para la cobertura. Entonces pensó que lo iban a despedir.

En la salida de Casma hacia la capital, lugar donde pensaban iniciar el retorno a Lima, se encontraron fortuitamente con un patrullero manejado por un alférez de la Policía apellidado Ochoa, compañero de estudios de Ascue en el Colegio Melitón Carvajal de Lince, quien les ofreció transportarlos hasta Moro, a una hora y quince minutos del lugar. El policía le explicó que el resto de los periodistas se habían ido a Huaraz por una ruta muy larga y él les ofrecía un atajo. Una oferta que no pudieron rechazar.

Desde Moro parten en grupo hacia la Cordillera Negra, pero a la zona de Pamparomás llega solo la mitad; el resto no pudo debido al agotamiento provocado por la altura. Ellos siguen rumbo a Yungay, tropezando con cadáveres, desafiando los temblores y desprendimientos de piedras en el camino. La noche los alcanza y tienen que pernoctar. Al rayar el alba, con los pies hinchados, llegan a Pueblo Libre, al otro lado de la cordillera. Acompañan a un ingeniero y una mujer que se dirigen a la zona. Durante la caminata escuchan por una radio a transistores que Perú le volteó el partido a Bulgaria en el mundial de México 70. Era ya el martes 2 de junio. 

Uno de los 70 temblores registrados en el camino provoca una avalancha de piedras, lo cual los obliga a esconderse en una cueva. Tras ese episodio encuentran los cadáveres del ingeniero y la mujer que fueron sorprendidos por la avalancha. Llegando a Caraz se topan con una mina de carbón en Pahuas, donde un grupo de mineros están atrapados en un socavón. Duermen en la Plaza de Armas y a continuación llegan a Yungay. Ascue entrevista a los sobrevivientes, pero se da cuenta que sus pies enfangados pisaban cadáveres de los lugareños.

Era ya el miércoles 3 de junio. Yungay les impresiona sobremanera; Michilot toma la primera foto de las cuatro palmeras que se erigen como mudos testigos de la tragedia en la Plaza de Armas. Esta foto luego dio la vuelta al mundo. La cantidad de cadáveres y los pedidos de auxilio los sobrecogen de tal manera que terminan yendo al distrito de Mancos. Fue entonces que aterriza un helicóptero y le entregan al incrédulo oficial Cabreras sus reportes y fotos para que se los haga llegar al corresponsal del diario en Chimbote, José Gutiérrez. Al día siguiente vuelve el helicóptero y el oficial le entrega un ejemplar de El Comercio, con la foto de las cuatro palmeras y un testimonio en portada. Emocionado el “Taita” besa el periódico. 

De regreso a Huaraz recogen pollos a la brasa lanzados a tierra por tripulantes de aviones chilenos…había empezado la ayuda internacional a llegar. Ascue y “Pepe” Michilot retornan luego a Lima con la ropa impregnada a olor de tragedia. Durante los siguientes dos días no pudo conciliar el sueño.

A la mañana siguiente, el director del diario Aurelio Miró Quesada lo espera en su oficina. «¿Sabe usted lo que ha hecho?» le increpa el director a Ascue. «Sé que solo debí llegar al grupo 8, doctor. Pero mi espíritu de periodista me ha llevado hasta allí», le dijo a manera de disculpa. 

«¿Usted no sabe lo que ha hecho?» insiste con severidad el director. «Doctor, perdóneme la desobediencia» atina a decir Ascue, esperando el inminente despido. 

«Lo que hizo usted ha dado la vuelta al mundo» le dice Miró Quesada. Y de inmediato lo nombró redactor principal del diario. 

Javier Ascue Sarmiento continuó luego con su fructífera carrera periodística, con coberturas legendarias como la segunda expedición peruana a la Antártida en 1989, viaje en el cual coincidió con este redactor y le relató los hechos sobre el terremoto de 1970. Falleció en un accidente de tránsito en el año 2012. Sirva este artículo para honrar su recuerdo. (MTL). 

Miraflores, 30 de mayo de 2020.