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[Revista Semana Económica] Oportunidad para repensar el transporte
27.04.2020  

Mariana Alegre
directora ejecutiva de Lima Cómo Vamos


El escenario post Covid-19 requiere alternativas al transporte público tradicional y una mayor fiscalización.

¿El Covid-19 cambiará como los ciudadanos usan el espacio público y se transportan? Parece que sí y ya son varios los gobiernos locales, como los de París y Milán, que están implementando medidas de atención a la emergencia como extensas redes de ciclovías y la expansión de veredas para garantizar el distanciamiento físico.

En Bogotá, el gobierno amplió su programa dominical de ciclovías recreativas a todos los días. Especialistas urbanos, aún en medio de la incertidumbre, apuestan por el retorno a lo local, el uso de medios individuales de bajas o nulas emisiones como la bicicleta y, aunque más difícil, una reforma del transporte público que rompa el paradigma de viajar apretados, una característica que es asumida como normal. En Lima, distritos como Miraflores, San Borja y Lima Metropolitana ya iniciaron políticas de promoción de la bicicleta y ampliación de veredas.

De hecho, en encuestas que se han realizado en algunas ciudades extranjeras se percibe un altísimo cambio desde distintos modos de transporte a medios como la bicicleta. Hoy, en el Perú, solo el 1.5% de la población limeña usa dicho medio para ir a estudiar o al trabajo; sin embargo, según el INEI, un 19% de hogares cuenta con una bicicleta en casa. El 1.5% es una cifra muy baja en comparación al 25.4% que se moviliza en combis o cústers, según el último informe de Lima Cómo Vamos.

Asimismo, la última encuesta de Apoyo muestra cómo cambiarían los hábitos de acceso a espacios de consumo en un escenario post-Covid y, por ende, cómo los patrones de viaje se transformarían. En un contexto en el que la combi y la cúster dominan las calles, podría ser que la reforma, pendiente y muchas veces trabada, avance.

Esto implica una fiscalización importante en las condiciones de salubridad de los buses. No sólo deberán modernizarse las unidades: deberán incluirse muchas más para aumentar la frecuencia y así poder garantizar la distancia social. Ello también implicaría una reducción de las colas en paraderos, que hoy son potenciales focos de contagio.

La estrategia de movilidad urbana integral, recientemente anunciada por el gobierno, será un complemento que permitirá que quienes puedan optar por la bicicleta decidan ya no utilizar el bus y, por lo tanto, las unidades se descongestionen. Así, la reforma de transporte público y la promoción de condiciones apropiadas para caminar y usar la bicicleta van juntas.

Revista – Semana Económica / Página : 13

Miraflores, 27 de abril de 2020.