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“Yo les enseño a mis hijos a nunca decir no puedo”
09.05.2024  

• Erika Ángeles Herrera, comerciante de sección Bazar del mercado Santa Cruz de Miraflores, comparte su tiempo entre este negocio y su labor como madre y maestra.

Miraflores, 9 de mayo de 2024. Comienza la búsqueda del regalo perfecto para el Día de la Madre y muchos vecinos de Miraflores visitan la sección bazar del mercado municipal Santa Cruz. Uno de los puestos más concurridos es el N°32 de Erika Ángeles Herrera.

Ella nos cuenta que es docente de carrera y que en las mañanas es maestra sombra de una adolescente con discapacidad intelectual. “Me levanto a las 5:00 a. m. para preparar el almuerzo de mi hijo menor que vive conmigo y a las 7:00 a. m. salgo a mi otro trabajo que es como maestra sombra en un colegio”.

Su alumna tiene 15 años y Erika la conoció cuando trabajaba en un centro de educación básica especial. Ahora la apoya en su integración socioeducativa para que no tenga dificultades a nivel cognitivo y social. “Sus logros me llenan y satisfacen. Ella busca insertarse en la sociedad y ha avanzado mucho. Ahora practica natación y atletismo”, añade.

Erika tiene 49 años, es casada, tiene dos hijos y dos mascotas. En la actualidad, vive con su esposo y su hijo menor de 22 años que está terminando la carrera de Ciencias de la Comunicación. Su hija mayor ya es independiente y no vive con ellos. Recuerda una anécdota muy especial con ella, cuando era una niña: “Mi hija quería una casa de la barbie y mi esposo y yo conseguimos triplay, madera, cartones y construimos una casa grande donde mi niña podía entrar. Era una casa con varias áreas y los vecinos venían a jugar con mi niña. Siempre les enseñé a mis hijos a compartir y a que nunca hay que decir no puedo”, afirma.

“El mercado es mi segunda familia. Mi centro de trabajo es fabuloso, estoy cerca a las personas, los clientes abren sus corazones y me cuentan sus necesidades. Mi vocación es ayudar a que todas las personas logren sus metas y cumplan sus sueños”, nos comenta Erika, mientras empieza a forrar uno de sus pedidos por el Día de la Madre.

Mención aparte merecen sus “hijas de cuatro patas”, que también le generan recuerdos. Una es su gatita Rutila -de 9 años- que se cayó al tragaluz del edificio donde viven y gracias a la ayuda de los bomberos fue rescatada; y la otra es su perrita Bárbara, adoptada hace 6 años luego de que la encontraran en el malecón.

Su plan para el domingo es tomar desayuno con su familia, y luego ir a su centro de trabajo en el mercado Santa Cruz. “Yo contenta de venir el domingo para seguir atendiendo y ofrecer mis productos, como ropa o carteras para las mamis. Ya a las 2:00 p. m. volveré a casa a almorzar con mi esposo y mis hijos y daremos una vuelta por el malecón”, puntualizó.


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